miércoles, 30 de septiembre de 2009

Democracia Deliberativa

* Adaptado de Wikipedia.org (http://es.wikipedia.org/wiki/Democracia_deliberativa)


Democracia Deliberativa














La noción “democracia deliberativa” fue acuñada por Joseph M. Bessette en 1980, quien la reelaboró y argumentó de nuevo en 1994. Desde entonces, numerosos filósofos y politólogos han contribuido a desarrollar la concepción deliberativa de la democracia, entre ellos: Jürgen Habermas.

Definición de democracia deliberativa.
La democracia deliberativa es un proceso de discusión pública en la que los participantes, potencialmente afectados por las decisiones tomadas colectivamente, están informados y conscientemente buscan un bienestar colectivo. Esta busca complementar la noción de democracia representativa y está basada en el principio de la deliberación, que implica la argumentación y discusión pública de las diversas propuestas.
Democracia deliberativa es un término utilizado para referirse a un sistema político que pretende equilibrar la democracia representativa con un proceso de toma de decisiones regido por los principios de imparcialidad y racionalidad. Los teóricos argumentan que las decisiones sólo pueden ser legítimas si llegan como consecuencia de una deliberación pública por parte de la ciudadanía.
Jürgen Habermas, representante de la segunda generación de la Escuela de Frankfurt y uno de los principales inspiradores de este modelo político, concibe la democracia deliberativa como extensión de la acción comunicativa en el plano de las instituciones. Esta forma de democracia es dependiente de procedimientos y presupuestos comunicativos que institucionalizan el discurso público. La opinión pública viene a complementar dos esferas de la política: la política carismática y la política tecnocrática. Así, políticos, técnicos y opinión pública deliberan entre sí en un circuito democrático.
Para auxiliar a los participantes que deliberan y que no son especialistas, es importante dotarlos de información relevante. En esta debe registrarse no sólo los puntos de consenso sino también los puntos de desacuerdo.
Los aspectos claves de la democracia deliberativa
· Implica tener un objetivo o un propósito determinado; uso “racional” de la capacidad de juicio
· Pone al ciudadano como actor político; este interactúa con otros miembros de su comunidad.
· Y permite que el ciudadano se desarrolle en varios niveles.
Ventajas de la democracia deliberativa
· Que la democracia deliberativa nos ayuda a reconocer las diferencias y similitudes de los miembros de una comunidad.
· La deliberación obliga a presentar abiertamente las razones que sustentan la decisión adoptada. · La discusión pública estimula el desarrollo de cualidades democráticas importantes en los ciudadanos y en los líderes políticos, como la virtud de la imparcialidad, en la medida en que los obliga a ir más allá de sus intereses puramente personales; es decir, que ayuda a superar las barreras entre lo individual y lo colectivo.
· También permite el desarrollo de espacios para participar activamente en la toma de decisiones.
* El debate:
· Implica estar en lados opuestos y busca probar que el otro está equivocado.
· Se escucha para encontrar fallas y contra-argumentos.
· Defiende las posiciones como verdades absolutas.
· Las mejores ideas se presentan pero se defienden por convicción propia.
* La deliberación:
· Es colaborativa y busca un entendimiento común.
· Se escucha para comprender y encontrar significado en el acuerdo.
· Se presenta posiciones susceptibles de ser reevaluadas.
· Se presenta las mejores ideas para mejorarlas entre todos.

Opinión de diversos autores
26 de septiembre de 2009

“Sobrevilla hizo una comparación entre la democracia representativa y la deliberativa desde el derecho y la moral. En la primera, un Estado puede violentar los derechos de otros en su propio beneficio, amparándose en las leyes internacionales, como en los casos de dumping. En la actualidad, el derecho está poco vinculado con la moral. En cambio, una democracia deliberativa no actuaría de esa manera por su base moral, que busca consenso y el beneficio común. La propone como una democracia universal que incluya a todos los ciudadanos de todos los países”.
26 de septiembre de 2009

“Desde una perspectiva jurídico-formal, la democracia puede caracterizarse como un sistema político que convierte la expresión de la voluntad popular en normas vinculantes para todos los sujetos políticos y para todos los poderes estatales. Por eso, una adecuada descripción del complejo proceso de elaboración de las normas jurídicas en un Estado democrático no puede alcanzarse con la mera consideración de los aspectos institucionales. Dicho proceso depende en gran medida de la variedad y riqueza de otros elementos no institucionalizados de la vida ciudadana, que sirven de cauce para el ejercicio de los derechos de participación”.
27 de septiembre de 2009

“Históricamente, muchas y diferentes reformas democráticas han mejorado las condiciones de la deliberación. Bajo la perspectiva de variadas y complejas circunstancias de la deliberación pública, no causa sorpresa que las posturas monistas de la democracia, tales como aquellas basadas en el principio único de la maximización de la participación ciudadana directa, no sean capaces de conducir a posturas críticas y a reformas. En instituciones que operan a través de procesos de gran escala espacial y temporal, por ejemplo, es más importante hacer democrática la división del trabajo que abolirla en razón de la maximización de la participación directa. Tampoco es el caso de que una apertura a los espectadores públicos promueva siempre la calidad de la deliberación en los cuerpos representativos. De hecho, las ‘leyes escaparate’, diseñadas para promover la atención del público, han incrementado discutiblemente las posturas estratégicas de los representantes ante la opinión popular, disminuyendo así la calidad de argumentos razonados y de debate informado en los cuerpos legislativos además de la voluntad de los representantes para el compromiso”.
27 de septiembre de 2009

“Justamente por eso, la palabra y el debate son los dones de la democracia deliberativa, los fundamentos del espacio público democrático en el que alguien interviene, argumenta y es contestado. Decía Ralf Dahrendorf que uno de los riesgos actuales que amenazan al sistema representativo es el debilitamiento institucional del Parlamento, de la discusión y de la palabra política. Decía, en efecto, que su pérdida de influencia es uno de los peligros más graves que se ciernen sobre la democracia misma”.
Roberto Gargarella (Universidad de Buenos Aires, Universidad Pompeu Fabra de Barcelona)
http://www.insumisos.com/lecturasinsumisas/la%20democracia%20deliberativa%20en%20el%20analisis%20del%20sistema%20repres.pdf
28 de septiembre de 2009

“La concepción deliberativa de la democracia es una postura contraria al elitismo porque rechaza el criterio según el cual alguna persona o grupo de personas se encuentran capacitados para decidir imparcialmente en nombre de todos los demás. Este último criterio, epistemológicamente elitista, fue defendido por los ‘padres fundadores’ de la democracia norteamericana, que entendían que las mayorías no estaban capacitadas para gobernarse a sí mismas. Por ello -decían- la voluntad de las mayorías debía someterse al filtro de un selecto cuerpo de representantes. Actualmente es más difícil encontrar afirmaciones como las mencionadas, abiertamente elitistas. De todos modos, dicha postura parece supuesta en aquellos que ven a la clase política como responsable y ‘dueña’ del gobierno y sostienen que la ciudadanía debe contentarse pura y exclusivamente con hacer sentir su ‘voz’ periódicamente, a través de la elección de sus representantes. De hecho, la Constitución misma permite entrever ese dejo elitista, cuando afirma el principio de que ‘el pueblo no delibera ni gobierna, sino por intermedio de sus representantes’”.
28 de septiembre de 2009

“Y ello porque hay en el casi universal apoyo a la democracia deliberativa mucho de reflejo condicionado, de espontáneo asentimiento al noble propósito de hacer de la razón el principio de nuestro gobierno democrático. La preferencia moral conduce aquí a una relajación del escrutinio analítico, por cuanto es frecuente que se exageren sus virtudes y se pasen por alto sus defectos. Es en este marco donde cobra sentido la pregunta acerca de la concepción de la política subyacente al modelo deliberativo, sobre todo a la vista de la distancia existente entre los principios y sus posibilidades de realización práctica. No en vano, la política deliberativa no puede definirse únicamente a partir de lo que dice ser, sino también en relación a lo que es, para mejor comprender lo que podría llegar a ser. Pues bien, la democracia deliberativa se presenta como el mejor instrumento para el desarrollo de la política como actividad concertada y consensual, como medio, en fin, para el descubrimiento del bien común mediante el uso de la razón intersubjetiva. Su campo semántico remite a las ideas de cooperación y diálogo, esto es, al núcleo de la concepción aristotélica o normativa de la política. Esto deja fuera, en el campo opuesto, sus antónimos: el conflicto, los intereses, la lucha por el poder –aquello, en fin, que habitualmente se adscribe a la tradición realista, maquiaveliana pero también schmittiana; rasgos de los que el modelo liberal existente no acabaría de desembarazarse. Sin embargo, la reflexión en torno a los fundamentos de la democracia deliberativa muestra que esa contraposición no puede darse tan fácilmente por supuesta”.